¿Qué podemos hacer para ayudar al planeta?
Las actividades humanas amenazan el equilibrio natural de la Tierra. Talar árboles, contaminar el aire y el agua o dejar que los desiertos se extiendan son las formas mediante las que el ser humano altera el medio ambiente.
Si los daños causados al ambiente en que vivimos continúan, la Tierra pronto estará en peligro. Podría dejar de ser un planeta vivo.
Dada las limitaciones y los problemas con cada uno de los grupos de datos subyacentes, se hace hincapié en la necesidad de una mejor evaluación.
La extensión actual del área desertificada puede hallarse entre las cifras divulgadas por GLASOD y el estudio de 2003. Es decir, de un 10 a un 20% de las tierras secas están ya degradadas (certeza media). De acuerdo con estas estimaciones, el área total afectada por la desertificación está entre 6 y 12 millones de kilómetros cuadrados. De ello se concluye que si nos basamos en el número total de personas amenazadas por la desertificación, ésta se encuentra entre los más grandes problemas ambientales contemporáneos.
Desertificación, un problema que nos afecta a todos
Desertificación en el mundoCUBALa desertificación ha alcanzado ya a más de 6 mil millones de hectáreas en el mundo, afecta a mil millones de personas y tiende a incrementarse. Cuba no está exenta de este problema. Gisela Alonso, presidenta de la Agencia cubana de Medio Ambiente, comenta que “aproximadamente el 76% del suelo potencialmente agrícola en el país posee un determinado grado de daño: por erosión, salinidad o compactación”, según reportes del Ministerio de la Agricultura (MINAGRI). Alonso asegura que el origen del fenómeno, igual que en muchos otros países, está en la sobreexplotación, la deforestación (muchos bosques son talados para dedicar el terreno a la producción agrícola o pecuaria) y el uso intensivo y no racional de los recursos naturales. Lo cierto es que actualmente “en 11 de las 14 provincias y en el municipio especial Isla de la Juventud hay vestigios de desertificación”, asegura María Nery Urquiza, especialista del Centro de Información, Gestión y Educación Ambiental (CIGEA). Por ello no resulta extraño que dentro de la estrategia ambiental nacional este problema esté catalogado “como el principal”. La especialista del CIGEA refirió que “es en las cinco provincias orientales donde la desertificación se refleja con mayor intensidad”. “Las Tunas por ejemplo; tiene casi el 70% de su territorio afectado; Granma, en la desembocadura del río Cauto... Pero es en Guantánamo donde la situación se torna más crítica”. La salinización, es el factor que más daño causa a los suelos de esa región. Mientras, en el otro extremo de la Isla, en la llanura de la costa Sur de Pinar del Río, la erosión provocada por los vientos o la lluvia es la causante de los mayores estragos. Anualmente, como consecuencia de ella, alrededor de 40 toneladas de tierra por hectárea van a parar al mar y a los ríos, cuyas aguas contaminan. Pero esos volúmenes pueden
aumentar con el paso de un huracán , si las áreas no están debidamente protegidas, a lo que habría que añadir la pérdida de una cubierta boscosa que tardó 15 ó 20 años en crecer. Urquiza comenta que fueron catastróficas las consecuencias del paso de Isidore y Lili por el occidente de Cuba el pasado año. No obstante, destaca que se trabaja en acciones de prevención, conjuntamente con la Defensa Civil, el Cuerpo de Guardabosques y el MINAGRI.
EspañaLa desertización afecta a la casi totalidad de la superficie de siete provincias españolas y dos de ellas, Las Palmas y Alicante, lo están en un cien por cien, según los estudios realizados hasta ahora para el borrador de trabajo del Programa de Acción Nacional contra la Desertización (PAND). De las 48 provincias analizadas -excluidas las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla- catorce tienen erosionado más de la mitad de su territorio y de ellas siete presentan niveles por encima del 90 por ciento de su superficie. Entre estas, además de Las Palmas y Alicante, se encuentra el resto de la Comunidad Valencia, con más del 90 por ciento del territorio de Castellón y Valencia desertizado, así como Tarragona (98) y las meridionales Murcia (99) y Almería (96). Estos datos se contienen en una respuesta parlamentaria del Gobierno al diputado del PSOE Miguel Ángel Heredia sobre el grado de desertización existente en España. Por comunidades autónomas, las más afectadas son, en orden de gravedad, La Región de Murcia, la Comunidad Valenciana, Canarias y Andalucía. Extremadura, que hace tan sólo dos años aparecía entre las más dañadas, ahora presenta niveles altos de desertización sólo en el 0,59 por ciento de su territorio. Sin embargo, Cataluña se suma a las comunidades que, junto a Castilla-La Mancha y Madrid, tienen más de un tercio de su superficie degradada. En el polo opuesto, con grados nulos o bajos, se hallan Asturias, Cantabria, Galicia y la mayor parte del País Vasco, además de las provincias de León, Salamanca y Gerona. Con niveles medios de afección se encuentran la provincia vasca de Álava y La Rioja, con un 15 y un 30 por ciento, respectivamente. A la luz de estos datos, España sufre una desertización alta, de más de un tercio de su superficie, que alcanzaría el 67,16 por ciento si se sumarán a los parámetros "muy alto" y "alto", los grados medios y bajos.
Humanas:
Sobrepastoreo.- Es el intento de mantener excesivas cabezas de ganado en un territorio, con el resultado de que la vegetación es arrancada y pisada por los animales y no se puede reponer a tiempo. El suelo desnudo es muchos más fácilmente erosionado por el agua o el viento. Es la principal causa humana de desertización en el mundo.
. Mal uso del suelo y del agua.- El riego con agua con sales en lugares secos y cálidos termina salinizando el suelo y esto impide el crecimiento de la vegetación. Algunas técnicas de cultivo asimismo facilitan la erosión del suelo.
. Tala de árboles y minería a cielo abierto.- Cuando se quita la cubierta vegetal y no se repone la pérdida de suelo es mucho más fácil ya arrastrada por las lluvias o por el viento.
. Compactación del suelo.- El uso de maquinaria pesada o la acción del agua en suelos desnudados de vegetación producen un suelo endurecido y compacto que dificulta el crecimiento de las raices de las plantas, la filtración del agua y la absorción de nutrientes. Esto favorece la desertización.
. La quema de zonas boscosas: en muchas partes se deforestan grandes zonas para cultivos, muchas de las plantas que se cultivan no defienden el suelo de la erosión.